El deporte en la mira de la crisis climática

El cambio climático comienza a afectar y a generar gran preocupación también en la industria del deporte. Las temperaturas extremas, los incendios, las inundaciones, las tormentas y la contaminación del aire afectan directamente la salud, la seguridad y la movilidad de atletas y espectadores, lo que puede provocar una disminución del público, cancelaciones de eventos e incluso riesgos de accidentes con grandes grupos de aficionados. La crisis climática afecta a todos.

En todo el mundo, las instalaciones deportivas (como las canchas de tenis y los estadios de fútbol, entre muchas otras) deben ser replanteadas debido a los riesgos que representan los eventos climáticos extremos. Un estudio reciente, Future of Sport, realizado por Backslash, una de las divisiones del colectivo TBWA, destaca que 1 de cada 4 estadios de las primeras divisiones de fútbol en Inglaterra podría sufrir una inundación total o parcial en los próximos 25 años.

El estudio también indica que los deportes de invierno enfrentan una amenaza aún más inmediata. Debido a los efectos del calentamiento global, el Comité Olímpico Internacional (COI) anunció que solo 10 países podrán albergar los Juegos Olímpicos de Invierno después de 2034. El estudio señala que, muy pronto, las pistas de patinaje sobre hielo y las pistas de esquí al aire libre serán inviables sin refrigeración y generadores de nieve.

Estos problemas afectan a varios países en todo el mundo y han llegado a Brasil. Nos enfrentamos a un escenario con nuevos desafíos para clubes, atletas y patrocinadores, y no estamos preparados para gestionar esta crisis.

Recientemente, los incendios que se propagaron por el país afectaron la calidad del aire en prácticamente todo el territorio nacional. Lo que vimos fue una falta de planificación y un vacío de comunicación. Las autoridades no informaron al público sobre las medidas concretas a adoptar, y los responsables del calendario deportivo brasileño, incluso en el ámbito de las categorías juveniles, que incluyen a niños y adolescentes, simplemente mantuvieron los eventos programados.

Evidentemente, el deporte no es una prioridad frente a otras áreas que están (y estarán cada vez más) afectadas por el cambio climático. La vivienda, la salud, la alimentación, el transporte y la seguridad pública son temas más urgentes. Actualmente, el país aún lucha por implementar medidas básicas de gobernanza en el deporte para superar problemas como la corrupción y las deficiencias en la aplicación de las leyes existentes.

Sin embargo, la amenaza climática no puede quedar fuera de la agenda nacional, ya que el deporte genera miles de millones de reales (solo la industria del fútbol representa el 0,75 % del PIB del país) y ocupa un lugar destacado en la mente y el corazón de la población. Un obstáculo para abordar este tema de manera efectiva radica en el déficit de buena gobernanza que observamos en nuestro ecosistema deportivo.

Por ello, el tema ya ha sido incorporado a la agenda del Pacto por el Deporte, entidad de la cual formo parte y que nació hace años de un movimiento de exatletas, atletas y empresas patrocinadoras con el objetivo de exigir una mayor gobernanza de los clubes y entidades deportivas, incentivándolos y presionándolos para aplicar las leyes vigentes, con transparencia y de forma democrática. La entidad busca realizar un trabajo a largo plazo para garantizar la sostenibilidad del deporte en Brasil en un ambiente adecuado y seguro para el desarrollo profesional, social y económico de atletas y organizaciones.

Si queremos estar preparados para abordar el tema del cambio climático y sus efectos también en el deporte, es urgente que resolvamos la cuestión de la gobernanza. Con instituciones sólidas y transparentes, tendremos más posibilidades de enfrentar los efectos del cambio climático en las modalidades y competiciones deportivas.